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El plan estratégico de Jorge Almirón
Dijo hace ya un siglo el ajedrecista militar, Savielly Tartakower, que la táctica es saber qué hacer cuando hay algo que hacer, mientras que la estrategia es saber qué hacer cuando no hay nada que hacer. Una cita que, en los tiempos que corren, puede aplicarse perfectamente al mundo del fútbol, sobre todo en equipos que parten con mucha desventaja en un partido o campeonato.
Comentábamos días atrás la capacidad que tiene Jorge Almirón en armar sus propias estrategias y planes de partido, aprovechando cada detalle para tratar de despistar al rival. Su afán por querer ocultar sus planes o modificarlos antes de hora le lleva incluso a mentir en rueda de prensa en cuanto al estado físico de sus jugadores, el sistema a utilizar o el plan de partido. Cuando un periodista suele preguntar al técnico franjiverde sobre alguno de estos temas, su mirada se desvía hacia los costados o el techo, buscando la respuésta políticamente correcta a la vez que manda mensajes de dudosa credibilidad. Inteligente y calculador, el técnico argentino es conocedor de que su equipo es la cenicienta del campeonato y busca luchar con todas las armas legales para aferrarse a la salvación, convirtiendo cada planteamiento en una auténtica partida de ajedrez.
En el poco tiempo que llevamos observando los partidos de Jorge Almirón en España, al mando del Elche, pocas jornadas han bastado para detectar detalles que demuestran que estamos ante un entrenador muy interesante para estudiar fondo. Cambios de sistema, declaraciones intencionadas en ruedas de prensa, sustituciones en los primeros minutos de juego o simulación de lesiones en el calentamiento son algunas de las situaciones que nos ha dejado en solo cuatro partidos de Liga disputados (las dos primeras jornadas fueron aplazadas).
Faroles en ruedas de prensa
Uno de los primeros momentos donde pudimos comprobar que Almirón trata de controlarlo todo lo encontramos en la rueda de prensa previa al partido de la jornada 3, antes de enfrentarse a la Real Sociedad en el Martínez Valero. El partido contra el conjunto txuri urdin suponía el debut del Elche de Almirón en Primera y el técnico aprovechó la conferencia ante los medios para mandarle un mensaje envenenado al entrenador rival, Imanol Alguacil:
"Vamos a arrancar con 4-3-3 de inicio y luego vamos a ver como se va presentando el partido para ir variando. Hemos trabajado las dos formaciones para cualquier cambio", aseguró Almirón en rueda de prensa.
El Elche, en ese partido, saltó al campo con un sistema 5-4-1: con Josema, Verdú y Calvo en el eje de la defensa, Cifu y Fidel como carrileros, Mfulu y Raúl Guti en el doble pivote, Josan y Tete Morente como extremos y Pere Milla como delantero. Durante el partido, en ningún momento Almirón utilizó el 4-3-3, pues con la lesión de Cifu en el minuto 30, Nino entró para colocarse en punta, Pere Milla cayó a banda y Josan actuó de carrilero. El mensaje de Almirón en la rueda de prensa pre-partido solo tenía como intención despistar al rival.
Simulación de molestias para modificar el once inicial
Llegó la jornada 5, contra el Huesca, y Almirón se sacó otro as de su manga. El técnico anunció una hora antes de inciar el partido, a la vez que Míchel mostraba también sus cartas, una formación en 4-2-3-1 con Badia; Josan, Verdú, Josema, Koné; Luismi, Raúl Guti; Tete Morente, Pere Milla, Fidel y Boyé.
No obstante, durante el calentamiento, el técnico avisó al árbitro del encuentro que Pere Milla sufrió molestias, por lo que había que realizar una modificación en el once. Pero el técnico sorprendió a todo el mundo, pues el cambio de Pere Milla no fue por otro atacante para mantener así el plan de partido, sino un pivote defensivo como Mfulu. Almirón incluso optó por modificar el sistema que había propuesto de comienzo, saliendo finalmente con tres centrales: Badia; Josan, Verdú, Luismi, Josema, Koné; Mfulu, Raúl Guti; Tete Morente, Fidel; Boyé.
Para entonces, Míchel, ya había dado sus instrucciones a los titulares del conjunto oscense y Almirón ya sabía el once del equipo rival. Además, Pere Milla, quien supuestamente se había caído del once por molestias, entró en el segundo tiempo y rindio a un buen nivel, por lo que el cambio durante el calentamiento se realizó única y exclusivamente para romperle los planes iniciales a Míchel.
Modificaciones tácticas durante el encuentro
Cada vez que comienza un partido, a Almirón se le inicia una nueva partida de ajedrez, en la que no duda ni un instante en mover el sistema o las piezas de su tablero con tal de anular las características del rival. De hecho, fue el propio técnico quien participó de lleno en la confección de una plantilla en la que pudiera haber jugadores que se adapten a diferentes posiciones, para así poder modificar el plan de partido durante el transcurso del mismo.
El ejemplo más claro de este juego de cartas durante el partido lo podemos ver contra el Alaves, en Vitoria. Almirón destrozó estratégicamente a Pablo Machín sobre el verde, aprovechando que se enfrentaba a un rival con un sistema de juego poco asentado y con lagunas visibles en el posicionamiento y colocación de muchos de sus futbolistas.
El técnico argentino saltó al terreno de juego en Mendizorroza con un 4-2-3-1, mediante un once formado por Badia; Barragán, Verdú, Calvo, Sánchez Miño; Raúl Guti, Marcone; Josan, Tete Morente, Fidel; Pere Milla.
Once que saltó de inicio en Mendizorroza (J6)
El Elche se fue al descanso con 0-1 a favor jugando con este sistema y el Alavés apenas había generado ocasiones, por lo que lo normal era pensar que Almirón saldría en el segundo tiempo sin realizar modificaciones. No obstante, el técnico argentino se avanzó a los planes de Machín. Por alguna razón, sabía que el entrenador rival iba a romper su defensa de cinco a los pocos minutos de iniciar el segundo tiempo, por lo que decidio quitar a Sánchez Miño para dar entrada a Rigoni y así modificar el sistema a un 5-4-1, en el que Barragán haría de central por la derecha, mientras que Fidel y Josan serían los carrileros.
Once tras el descanso, con la entrada de Rigoni por Sánchez Miño
Pero aquí no termina la cosa, pues en el minuto 83, Almirón se avanzó una vez más a los planes de Machín de cara a los minutos finales del encuentro. Con todavía el 0-1 en el marcador, el técnico argentino preveía que el Alavés iba a buscar más balones colgados al área en busca del gol de cabeza o al rechace, motivo por el cual sacó al terreno de juego a sus dos mejores cabeceadores: Diego González y Carrillo, aunque eso significase sacrificar al recién entrado Rigoni y a Josan, que completó un gran encuentro. Entonces, Barragán pasó al lateral y el ex del Málaga reforzó el eje de la defensa. Minutos antes, Mfulu ya había entrado por Marcone.
Once a partir del minuto 82
Tras ese cambio, llegó el 0-2 de Tete Morente y, posteriormente, la entrada de Luismi por el ex del Málaga, que acabaría por desdibujar al Alavés en su propio estadio. Almirón acabó con tres centrales y tres pivotes para terminar su partida de ajedrez con victoria, a pesar de que Machín intentase culpar a la falta de acierto de sus delanteros en la posterior rueda de prensa, sin reconocer que había sido derrotado en el tablero por un debutante en España.
Este es Jorge Almirón. Un novato en LaLiga, pero con mucha experiencia acumulada en Sudamérica. Un técnico convertido en en estratega que cuida cada detalle y que inicia los partidos ya desde las ruedas de prensa.