Viernes, 26 de octubre del 2018

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Siete pecados y cuatro rayos de luz

Que este Valencia está en una dinámica negativa es evidente. Y no solo por los malos resultados cosechados en este inicio de temporada (9 empates, 2 derrotas y una única victoria en los 12 partidos oficiales disputados), sino porque las sensaciones son mucho más alarmantes que los propios resultados.

Esto ocurre en un ejercicio en el que el propietario Peter Lim y la dirección deportiva, encabezada por Mateu Alemany, han hecho un esfuerzo incluso por encima de las posibilidades económicas del club para confeccionar una plantilla muy competitiva, con prácticamente todos los puestos doblados excepto el lunar del lateral derecho. Todo ello con el objetivo de lidiar con una temporada en la que el VCF vuelve a la Champions tres años después y en la que la exigencia, lógicamente, es mucho mayor que el pasado año.

Tras nueve jornadas de Liga disputadas y tres de Champions, el equipo se sitúa en la posición 14 de la tabla, con 10 puntos de 27 posibles y a solo 2 del descenso, haciendo peligrar además su pase a octavos de final en la competición europea.

Una situación que ha dejado entrever los siete pecados capitales que ha arrastrado el Valencia en lo que llevamos de temporada pero que, como todo en el mundo del fútbol, pueden solucionarse.

1 y 2. Relajación y falta de autocrítica
Desde la propia pretemporada, el cuerpo técnico, encabezado por Marcelino García Toral, ha emitido y transmitido un mensaje de relajación y de autoconfianza que nada tiene que ver con el de su primera temporada en Mestalla, donde apretaba a los jugadores en los entrenamientos e insistía una y otra vez en corregir conceptos, en activar mecanismos y en mantener al jugador continuamente en tensión. Hasta su exposición pública ha cambiado tanto a la hora de expresarse en las ruedas de prensa como en su imagen personal.

En favor de Marcelino hay que reconocer que cuando llegas a un club nuevo hay muchas ideas que transmitir y de las que tienen que empaparse los jugadores y que, en un segundo año, el bloque ya las tiene interiorizadas. Pero también es cierto que la relajación quizás ha sido excesiva y que incluso con los primeros fiascos tampoco ha habido demasiada autocrítica. De hecho, en el último envite liguero ante el Leganés, el entrenador justificó el resultado con la falta de acierto de sus delanteros. Es evidente que hubo y que está habiendo en todos los partidos muchas más carencias.

3. Nivel físico bajo
El equipo no está bien físicamente. El grueso del plantel no está en su mejor momento físico y le cuesta mucho acabar los partidos. Y esto es más evidente cuando hay un doble esfuerzo semanal y cuando el equipo está más tiempo en aeropuertos, hoteles y desplazamientos que sobre el césped y descansando.

El bajo estado físico tiene que ver en muchos casos por lesiones o molestias que han impedido tener continuidad en el rendimiento como son los casos de Kondogbia, Coquelin, Garay, Guedes, Cheryshev, Mina, … Pero en otros casos, como los de Parejo, Rodrigo, Piccini o Gameiro su nivel está siendo muy inferior al esperado. Al capitán se le ve con el freno de mano echado, sin soltarse y lento de reflejos. El hispanobrasileño empezó bien, se salió con España, pero después ha desconectado de cara al gol y a la asociación. En cuanto al italiano, él mismo ha reconocido que no está contento con su juego. Y el galo está apático en todas las facetas y fallón ante el marco rival, una ecuación que lo va a condenar al banquillo más pronto que tarde.

4. Un Parejo intocable
La dupla Parejo-Kondogbia ofreció el año pasado un rendimiento sobresaliente. Se complementaron y guiaron al VCF a hacer una gran temporada e incluso el de Coslada estuvo en la preselección del seleccionador español.  Pero en este inicio de curso la sala de máquinas está obstruida. El cerebro no mueve el balón con la velocidad necesaria y cuando no está Kondogbia, que desgraciadamente es a menudo, el equipo lo nota en exceso. El capitán tampoco está demostrando su liderazgo en el campo en momentos en los que se apodera la impotencia.

5. Falta de gol
Está claro que todas estas carencias se hubieran disimulado con un mínimo de acierto de los delanteros, pero tampoco es el caso. Gameiro no está justificando la insistencia de Marcelino en su fichaje, un jugador que ya intentó incorporar en Villarreal y por el que ha apretado mucho al club para que se concretara. Rodrigo marcó en el estreno liguero ante el Atlético y no ha vuelto a encontrar el gol y, lo que es más preocupante, prácticamente no ha aparecido por el área rival. Santi Mina, el úncio que aporta algo diferente al ataque, ha tenido que perderse varias jornadas por lesión. Por último, Batshuayi es el único que está viendo puerta, aunque también es cierto que parece que juegue su propio partido, mostrándose muy individualista y declarando la guerra por su cuenta.

6 y 7. Baja presión y sin balon parado
Otros dos aspectos en los que este VCF es muy inferior al de la temporada precedente es en la presión sobre el rival y en el balón parado. Falta activación tras pérdida para la recuperación y falta intensidad en la primera línea de presión. Es evidente que Zaza o Mina incomodaban mucho más la salida del balón que lo puedan hacer Gameiro, Batshuayi o Rodrigo. Además, el italiano le daba ese plus en el juego aereo que siempre podía desatascar algún partido enredado.

Siete son los pecados que condenan al Valencia en este arranque de temporada, pero en momentos en que el valencianismo habla de crisis de identidad, de carencia, de argumentos futbolísticos y de respuestas sobre el césped, también se pueden encontrar resquicios que dejen ver la luz al final del túnel y apunten al optimismo y a una mejora del equipo, que es cuestión de tiempo. Y hay aspectos que vislumbran un crecimiento a medio plazo. 

1. Guedes
Con Guedes, que se está haciendo de rogar para volver definitivamente a los terrenos de juego, el equipo siempre tiene el punto de desequilibrio para romper esquemas y generar situaciones de peligro que no encuentra cuando el portugués no está sobre el césped. En el caso del internacional luso, su fichaje definitivo fue tardío y le ha costado ponerse a punto y, cuando lo estaba haciendo, una lesión le ha frenado en seco. Su vuelta, que no demorará mucho más, será agua bendita para Marcelino, para la afición y para sus compañeros de ataque.

2 y 3. Carlos Soler y Gayá
La cantera protagoniza las otras dos buenas noticias. Son los dos jugadores que dan sensación de tener un tono físico mayor al de sus compañeros. Su rendimiento ha sido notable en este inicio de campaña. El lateral zurdo se pasa los 90 minutos de ida y vuelta, ha marcado incluso un gol, afianzándose en la selección con Luis Enrique. En cuanto a Carlos Soler es el comodín de Marcelino, juega en todas las posiciones del centro del campo y nunca escatima esfuerzos ni para intentarlo en ataque ni para buscar recuperaciones.

4. Marcelino
El técnico asturiano no ha dejado de ser un gran entrenador y es evidente que está preocupado y está obligado a buscar soluciones. Ya en Suiza probó algunas modificaciones tácticas y seguramente de aquí en adelante también podría cambiar la posición y jerarquía de jugadores como Parejo, Wass, Rodrigo o Carlos Soler. Es evidente que el equipo necesita aire en el centro del campo.

Este sábado ante el Athletic veremos si el Valencia sigue sodomizado por sus pecados o recupera pulsaciones, presión y lucidez mental, pues el rival está en igual o peor situación que los de Macelino.

Mariano Chumillas