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La dificultad de ganarse la confianza de Simeone
De las incorporaciones realizadas el pasado verano, sólo Lemar se encuentra entre los siete futbolistas más usados por el Cholo en las tres competiciones oficiales. Canteranos como Carlos Isaac o Garcés han acaparado, hasta el momento, más protagonismo sobre el césped que algunas de las adquisiciones que efectuó el conjunto madrileño y que le exigieron el pertinente desembolso económico.
La principal razón de la escasa participación de los nuevos reside en la complejidad y asimilación de un sistema tan riguroso como el empleado por el cuadro del Metropolitano, donde linealmente prima la jerarquía global. Más que la calidad o el estado físico individual, quien no aporte al grupo las virtudes requeridas por un método basado en la solidaridad colectiva en la presión y en el repliegue defensivo carece de hueco. La inoperancia conduce, de modo directo, a la irrelevancia.
Algunos como Griezmann o Giménez sufrieron para hacerse con la confianza exclusiva del bonaerense; finalmente, tras las dosis de banquillo pertinentes, se convirtieron en parte de la columna vertebral. Otros, Gameiro y Yannick los ejemplos más recientes, se vieron incapaces superar la prueba continua a pesar de disponer de oportunidades y tuvieron que emigrar.
En el presente ejercicio resaltan tres casos que llegaron con el pedigrí de internacionales y que, hasta hoy y sin síntomas inminentes de mejoría, padecen el síndrome que suele deprimir al flamante integrante del vigente
campeón de la Supercopa de Europa: la inadaptación. Ahora, esperan la irrupción de la primera eliminatoria de la Copa o las ausencias de sus compañeros como eslabón de las rotaciones con la finalidad de exhibir las facultades que les catapultaron a tierras hispanas.
ARIAS
Costó once millones, un precio más que razonable considerando su valor de mercado. Lateral derecho que comenzó en La Equidad, jugando como delantero y sobreponiéndose a una estremecedora tragedia familiar que superó a base de encomiable sacrificio. Su proyección ofensiva le sirvió para ser nombrado, en 2018, el mejor de la Eredivisie; en el PSV, que le rescató de Portugal, se reveló como un defensa rápido especializado en el auxilio a los rematadores.
En el Atlético ha jugado dos partidos, un rato en la debacle de Vigo –donde Simeone prefirió ubicar de salida a Savic como zaguero diestro antes que otorgarle confianza al bicampeón holandés- y el simbólico brote verde del encuentro del miércoles contra el Brujas. Cumplió sin alardes y obtuvo un aprobado justo –su primer choque completo en el Metropolitano-.
El adiós de Vrsaljjo, el desgaste de Juanfran y sus credenciales (45 presencias con Colombia y nueve goles en los 136 envites jugados en los Países Bajos) han resultado insuficientes para asentarle en la titularidad. Ofrece presencia en el flanco, derroche, aunque todavía se encuentra lejos de cubrir las expectativas que generó; eran, como mínimo, las de igualar las prestaciones de su predecesor croata.
GELSON
Objeto de un farragoso conflicto diplomático con su club de origen, el Sporting de Lisboa reclama traspaso al Atleti, firmó al igual que Santi Arias por cinco años. A diferencia del cafetero, el extremo diestro de Cabo Verde -21 veces internacional con Portugal- despuntó como defensor en la cantera lisboeta.
Vertical, sin miedo a encarar, desde la entidad madrileña se le nominó a la terna de delanteros; sin embargo, a pesar de la evolución pendiente consecuencia de su edad (23), carece de la clarividencia necesaria para
actuar en vanguardia.
El de Praia se ha ido diluyendo, luego de un prometedor estreno en Valencia desapareció incluso de las convocatorias con alguna esotérica dolencia como atenuante. En Europa ni ha debutado, mientras que su contribución en el torneo doméstico se reduce a menos de una hora distribuida en un trío de confrontaciones.
Goza de velocidad y último pase, como constató en territorio luso, aunque actualmente se encuentra a años luz de alcanzar la confianza de Diego Pablo Simeone. Determinados antecedentes de otros hombres que vinieron desde tierras portuguesas, Jackson y Gaitán, siembran ciertas reservas al valorar las opciones del exterior mundialista en la capital española.
KALINIC
En teoría, el sustituto de Costa o la alternativa al nueve. Firmado por catorce kilos no sólo por su altura, el balcánico (protagonista a la sombra de Mandzukic de una agria polémica con su Selección durante el pasado Mundial, cuando se negó a participar en la recta final de un compromiso) destaca entre otros aspectos por un potable remate con ambas piernas.
Genera dudas razonables su pasado, pues pese a haber jugado en Italia e Inglaterra donde más rindió fue en sus orígenes en el Hadjuk Split y posteriormente en el Dnipro ucraniano. Los oasis que describió en su trayectoria hicieron que el Milán abonara por él 25.000.000 € a la Fiorentina, sus números en el Calcio desvelan un quehacer digno: 33 tantos en un centenar de partidos y trece asistencias.
Sin duda, se trata de un ariete de marca blanca o clase B; un atacante más de Europa League que de Champions, puesto que en la segunda competición europea supera la media centena de apariciones –dieciséis
dianas- y en la competición reina apenas ha comparecido un par de veces cuando ya se trata de un treintañero.
Inédito esta campaña en el Viejo Continente, su aporte liguero se reduce a 76 minutos en total. Su contribución, en ningún caso, se tradujo en decisiva y sus primeros meses como colchonero han sido intrascendentes o exclusivamente de aclimatación. Su tono gris anda a la altura de la decadencia de Torres, última fase, o fiascos del pasado como Raúl Jiménez.
Cuenta con el aval de la dirección deportiva, si bien la fe y la esperanza en su irrupción no serán eternas debido a que se precisan recambios de garantías en la punta frente a la exigencia ganadora que acompaña a los
madrileños.
Tres casos más que dictan y reinciden el tópico cholista en la dificultad que encuentran los fichajes del Atlético de Madrid en hacerse un hueco en la alineación ideal del equipo rojiblanco desde que Simeone llegó al banquillo, una dinámica que se ha acentuado en los últimos años debido a la alta competitividad existente en los once elegidos por el argentino y a la definición de un bloque con tamaña homogeneidad.